Para un ahorrista o pequeño inversor, los Fondos Comunes de Inversión (FCI) son una buena opción para empezar a colocar el dinero en herramientas no tradicionales.
En estos momentos, en los que las tasas de interés del plazo fijo no le ganan a la inflación y el dólar está perdiendo poder adquisitivo, son muy adecuados para buscar más rendimiento con un riesgo acotado.
Es una alternativa simple, que puede utilizar cualquier persona con una cuenta bancaria y que permite, con poco dinero acceder a una administración profesional y diversificada.
Los FCI más conocidos y utilizados son los de dinero (o de ahorro) o money market, de liquidación inmediata (también llamados T+0). Quizá no lo sepas, pero el dinero de las cuentas remuneradas en las billeteras virtuales son FCI de este tipo.
Pero, más allá de los FCI de dinero, que en la actualidad están rindiendo muy poco, los FCI son instrumentos que ofrecen un amplio menú de opciones para elegir.
Hay de muchos tipos: nominados en pesos, en dólares, en pesos atados al dólar (dollar linked), de renta fija o renta variable, de activos argentinos o del exterior, de corto o largo plazo. También hay algunos que combinan distintos tipos.
Por esta razón, son ideales para comenzar a invertir en el mercado bursátil de manera sencilla, dejando la administración del dinero en manos de un profesional.
Lo mejor es empezar de a poco, con los FCI más conservadores y luego ir avanzando en opciones de mayor riesgo pero que pueden generar más rendimiento.
Para un pequeño ahorrista sería difícil o casi imposible, con pocos pesos, acceder a una cartera de inversión diversificada y administrada por especialistas.
Los FCI solucionan ese inconveniente ya que permiten, con un monto tan bajo como $ 1.000 (sí, mil pesos argentinos) suscribir una partecita de un fondo que se invierte en muchos instrumentos y están administrados por personas especializadas.
Cada inversor puede tener la cantidad de cuotapartes que quiera y también puede disponer cuándo entrar y cuándo salir.
Los FCI no ofrecen un rendimiento fijo sino que uno compra una parte de él y es socio en las ganancias o en las pérdidas.
Los FCI son administrados por sociedades gerentes de fondos, pero las cuotapartes se compran y se venden a través de un agente de Bolsa o un banco.
Bancos. Para los que usan Homebanking, los FCI se pueden operar desde Internet. Antes, hay que abrir una cuenta especial denominada “cuenta comitente o cuenta de inversión”. Esto se realiza en el mismo día o a lo sumo en 24 horas hábiles. Luego, se completa una breve encuesta para ver el perfil de inversor y listo, ya se puede operar.
La ventaja es la simplicidad y el menor costo. Las desventajas, que no hay una persona que asesore y la oferta se limita solamente a los FCI que administre nuestro banco (no podemos elegir de otra entidad financiera).
Agente de Bolsa (Alyc) o broker. La otra forma de operar es a través de las Alycs (brokers). El trámite es muy sencillo, hay que abrir una cuenta especial y transferir los fondos. La ventaja en este caso es que se puede recibir asesoramiento de especialistas. Además, las agencias de Bolsa suelen trabajar con fondos de dos o más sociedades gerentes, con lo cual hay mayor oferta de FCI para elegir.
Los FCI tienen varios beneficios, sobre todo para los inversores pequeños, difíciles de encontrar en otras alternativas tradicionales:
Liquidez. Se puede entrar y salir del FCI en cualquier momento. Esto depende de cada fondo: algunos son de rescate inmediato y otros tienen plazos de 24, 48 o 72 horas.
Esto genera una ventaja respecto al plazo fijo que tienen un plazo preestablecido.
Diversificación. Si tenemos poco dinero para invertir, es difícil dividirlo en diversas colocaciones. En un FCI, en cambio, la cartera ya está diversificada para elegir la mejor combinación de riesgo y rendimiento, según el objetivo fijado en ese fondo en particular.
Divisibilidad. Los FCI permiten dividir la inversión en montos muy pequeños (como dijimos, desde $ 1.000). Podemos sacar parte del dinero o todo, según creamos conveniente.
Manejo profesional. El portafolio de inversión es administrado por especialistas, algo que nos saldría muy caro si tenemos poco dinero para invertir.
Menor riesgo. Hay muchos tipos de FCI. Algunos son muy conservadores (los de dinero, renta fija en pesos o en dólares). Para aquellos fondos más arriesgados, la diversificación permite bajar el riesgo general de la cartera.
Rendimiento. Los especialistas están buscando todo el tiempo, día a día, las opciones que más ganancia arrojan. Eso es algo que el ahorrista individual difícilmente pueda hacer.
Más alcance. Por ser inversores institucionales, que manejan mucha cantidad de dinero (formado por miles de cuotapartistas), los FCI pueden acceder a algunos instrumentos que están vedados para los inversores individuales.
Sencillez. Invertir en FCI es muy fácil, se puede hacer con un agente de Bolsa o con nuestro banco, a través del Homebanking. Para empezar a operar solamente hay que tener una cuenta comitente (o cuenta de inversión) que se abre en el momento, en forma digital y con muy poca documentación.
Como cualquier inversión, hay ciertos recaudos que hay que considerar antes de poner dinero en un FCI.
Conocimiento. Como siempre advertimos en Mi Presupuesto, no hay que poner dinero si no sabemos de qué se trata. Antes de elegir un fondo, conviene averiguar cómo está compuesta la cartera, qué riesgos hay, cuál es el rendimiento esperado, cómo salir, cuánto son las comisiones.
Cartera. Es importante conocer en qué invierte el fondo. Como hay tanta variedad, podemos empezar con los más conservadores y los más utilizados, para luego ir agregando otros.
Rendimiento. Ningún administrador de FCI puede asegurar rendimientos a futuro. Es probable que los fondos informen tasas de retorno pasadas, pero nada asegura que se van a conseguir para adelante. Además, dependerá del momento en el cual nosotros entremos y salgamos del fondo, el rendimiento para cada uno.
Pérdidas de capital. Si bien hay FCI que casi no tienen riesgos, hay otros tipos de FCI que tienen más volatilidad y variación del valor de la cuotaparte (ejemplo: los de renta mixta o renta variable, que incluyen acciones en su cartera). En este caso, hay que tener claro que, así como puede haber ganancias también puede haber pérdidas que implicarán tener menos dinero del que se puso. Esto lo vemos en el valor de las cuotapartes.
De dinero (ahorro o money market). Invierten en plazos fijo (colocaciones a plazo) u otras colocaciones muy cortas, también tienen un porcentaje alto de disponibilidades. Un porcentaje menor lo destinan a opciones muy conservadoras, pero de mayor rendimiento como títulos públicos y privados (obligaciones negociables) y fideicomisos financieros. Lo que buscan son tasa de interés.
Tienen como ventaja una mayor liquidez que un plazo fijo. Además, no tienen variación de precio, así que casi no tienen riesgo. Son de disponibilidad inmediata (T+0).
De renta fija. Son fondos que invierten en instrumentos que tienen una renta preestablecida: títulos públicos y privados. Hay fondos de distintos plazos y liquidez, según su cartera.
Los denominados fondos T+1 (dinero disponible a 24 horas) son los más conservadores y líquidos.
Dentro de los de Renta Fija puede haber fondos de mediano y largo plazo que tienen plazos de liquidación de 48 o 72 horas (T+2 o T+3).
También se pueden elegir los que invierten en moneda nacional o moneda extranjera. Dentro de la renta fija en dólares.
Además, hay fondos en dólares que tienen portafolios de títulos del exterior en general, de Latinoamérica o de un país específico (Brasil, Estados Unidos).
De renta variable. La mayor parte de la cartera se destina a acciones. Buscan ganancias en el mediano o largo plazo. Tienen rendimientos potencialmente elevados pero su precio tiene la volatilidad de los mercados bursátiles.
También aquí hay opciones de carteras que invierten en acciones nacionales, extranjeras en general, o de una región o país.
Renta mixta. Los fondos pueden tener distintas composiciones y dependen de las sociedades administradoras de los FCI. Se pueden combinar diferentes plazos, diferentes monedas, renta fija y variable, etcétera.
El riesgo y el rendimiento dependerá de la composición de los fondos, pero no son opciones conservadoras.
Otros fondos. En el mercado argentino se han desarrollado fondos específicos que apuntan a inversores instituciones (no a las personas físicas) como: Pymes (invierten en cheques de pago diferido, obligaciones negociables Pyme, fideicomisos financieros), de Infraestructura (inversiones a largo plazo en proyectos de este tipo), Retorno total (colocaciones en títulos públicos de distinto plazo y moneda).
Por: Paula Martinez
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