Ahorrar en dólares es una de las opciones preferidas en Argentina para tener resguardar el dinero de la inflación. Pero, a largo plazo, mantener dólares “bajo el colchón” o en una caja de seguridad no es la mejor opción porque el poder de compra también se deteriora.
Por eso, lo más adecuado en el tiempo es elegir alguna alternativa de inversión que permita obtener un rendimiento en dólares.
Dentro de las diferentes opciones que existen, las obligaciones negociables (ON) de empresas de primera línea se destacan por tener bajo riesgo y una renta fija a mediano o largo plazo.
Estos instrumentos simples de inversión son muy buscados por personas que ingresaron al blanqueo (ahorristas en dólares conservadores) que lo ven como alternativa para que su capital genere algún rendimiento sin estar sujetos a los vaivenes del mercado.
Las ON (también conocidas como bonos corporativos) son emisiones de deuda de empresas privadas.
Al momento de la emisión, la empresa lanza el bono, recibe el dinero para financiar sus actividades y luego va pagando el capital y los intereses previstos.
Son similares a los bonos del Estado o títulos públicos pero, a diferencia de estos que atravesaron canjes, default, reestructuraciones y similares, los bonos privados se consideran de menor riesgo. Incluso en la crisis de 2001/2002 casi no hubo incumplimientos en los pagos (salvo casos puntuales de refinanciación voluntaria).
Esta situación es particular de Argentina: en cualquier lugar del mundo el sector privado tiene un riesgo mayor que el sector público pero, aquí, por nuestra historia, es al revés.
Como cualquier instrumento de renta fija, cada ON tiene establecido un cronograma de pago de cupones de intereses (renta) y de amortización del capital.
Por esa razón, el inversor puede elegir comprarlos y venderlos en el mercado bursátil, o bien, mantener la ON al vencimiento para ir cobrando los cupones.
En este último caso, una persona podría armar una cartera de inversión de diferentes obligaciones negociables con pagos en distintas fechas, para ir cobrando una renta todos los meses.
Moneda. Las ON pueden emitirse en diferentes monedas: en pesos, en dólar “hard” (dólar billete), dólar MEP, dollar linked (pesos atados al dólar oficial), entre otras.
Los rendimientos de las ON se definen en el momento de la emisión inicial mediante una licitación.
Si la demanda es alta porque hay muchos interesados, la tasa de interés será menor y, viceversa, si el interés es bajo. En estos momentos, al ser opciones muy buscadas, los rendimientos han bajado.
De todos modos, la tasa de interés depende del plazo (en general, si la ON es más corta debería rendir menos) y de la empresa.
En compañías de primerísima línea, los rendimientos son más bajos (hoy están entre 5,75% a 9% en dólares, según el plazo). Las empresas medianas o no tan conocidas tienen tasas más altas.
Incluso, es posible comprar obligaciones negociables del segmento pyme (ON Pyme), que tienen buena trayectoria de ON anteriores y tienen buenos rendimientos (hay casos de empresas desarrollistas en Córdoba, por ejemplo).
El problema de estas emisiones es que tienen poca liquidez y, si uno quisiera venderlas antes del vencimiento, cuesta un poco más encontrar quien las compre. En estos casos, la mayoría las compra para mantenerlas hasta el final.
Hay dos formas de invertir en obligaciones negociables (ON) para inversores minoristas.
Una manera es ingresar en la licitación inicial, al momento que se emite el bono. Aquí se ingresa al precio y el rendimiento que surja de la licitación.
La otra alternativa es invertir en el mercado secundario. Esto es, una vez que las ON está emitidas, empiezan a cotizar en la Bolsa y cualquiera las puede comprar. En este caso, el precio y el rendimiento dependerá de cada momento porque la cotización va variando con el tiempo en función de la oferta y la demanda.
En estos momentos que hay un gran interés, los rendimientos en el mercado secundario son bastante bajos.
También hay una variante de la inversión en el mercado secundario: ingresar en un Fondo Común de Inversión (FCI) que invierta en una cartera de obligaciones negociables (renta fija de bonos corporativos). Pueden ser FCI exclusivos de ON o que combinen ON con títulos públicos.
Cualquier ahorrista puede invertir en una obligación negociable desde su computadora o celular.
Lo primero que se necesita es tener una cuenta de inversión (llamada “cuenta comitente”), que se puede abrir (en menos de 24 horas y en forma digital) en un banco o un broker (también conocidos como agentes de Bolsa o, con el nombre técnico de Alyc).
Si la intención es ingresar en una licitación de ON, hay que ir a la parte de “Inversiones” del Homebanking o la app del celular, elegir “títulos valores o bonos”, buscar la ON que se desea y allí elegir la opción de Licitación.
En ese punto se pide la moneda a licitar (puede ser en pesos o dólares, según el caso) y la cantidad. Los montos mínimos varían según la emisión, algunas tienen un piso de U$S 100, otras de U$S 1000.
Allí va a dar un estimado de la cantidad y el monto a invertir.
Luego, hay que esperar la fecha de cierre de la licitación para saber a qué monto hay que invertir y el rendimiento que se obtendrá.
Al momento de la acreditación hay que tener dinero disponible en la cuenta para adquirir las obligaciones negociables.
¿Cómo sigue la inversión? Las ON empiezan a cotizar en el mercado de capitales (en la Bolsa). En cualquier momento, se pueden vender al precio de mercado. Mientras se mantengan, se van cobrando los cupones de renta (trimestral, semestral, cuatrimestral, según se estipule) y de amortización.
Ese dinero, se deposita en la cuenta comitente y de allí va a la cuenta bancaria asociada.
Las obligaciones negociables son opciones de inversión de bajo riesgo, pero cada una tiene características diferentes.
Para armar una cartera se recomienda elegir y combinar:
En cualquier caso, lo importante es analizar antes de ingresar y entender de qué se trata.
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Por: Paula Martinez
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