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10 errores que no deberíamos cometer con las tarjetas de crédito

25/10/2021
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Los plásticos son herramientas muy útiles para financiar gastos y compras pero hay prácticas muy usuales que pueden traernos muchos dolores de cabeza. El sobreendeudamiento y los costos innecesarios son los principales problemas a evitar.

La tarjeta de crédito es un instrumento muy útil para pagar y financiar gastos pero no tenemos que olvidarnos que, cada vez que la usamos, estamos generando una deuda que luego deberemos afrontar.

Como todo, la clave es usarla en su justa medida, sin excederse, evitando sobreendeudarse (y que se transforme en una “bola de nieve” impagable) y, sobre todo, no pagando costos que no son necesarios. Cuando hablamos de costos, nos referimos a comisiones, impuestos e intereses, que muchas veces abonamos sin darnos cuenta.

En esta nota, vamos a resumir recomendaciones con 10 errores que tenemos que evitar para que los plásticos no nos traigan dolores de cabeza.

1# Tener muchas tarjetas

Cada uno, en su billetera (física o virtual) puede tener todas las tarjetas que desee (o que las entidades le otorguen). Muchas veces, bancos o comercios grandes (supermercados, tiendas de departamentos, etcétera) otorgan estos plásticos como forma de captar y retener clientes.

Sin embargo, es importante que esta oferta no nos maree. No necesitamos tener un montón de tarjetas para afrontar nuestros gastos y tiene varias contras.

Por un lado, multiplica varias veces los costos de mantenimiento y renovación. Y, además, hace difícil llevar un control de lo que gastamos y lo que tenemos que pagar cada mes porque está todo disperso.

Lo ideal es tener una o dos tarjetas por familia (se pueden tener adicionales para los distintos miembros, pero estará todo concentrado en un mismo resumen y con los mismos límites de gastos).

2# No conocer los costos

Con las tarjetas se pueden realizar muchas operaciones pero muchas de ellas tienen costos.

En principio, la mayoría tiene un costo de renovación anual y gastos administrativos mensuales (si se utilizan). Pero también hay otros gastos como intereses financieros, impuestos nacionales y provinciales, y, en algunos casos, seguros sobre el saldo deudor.

Todo eso encarece el uso de la tarjeta y forma parte del costo financiero total.

Asimismo, también tiene costo el uso en cajeros automáticos fuera del país (por ejemplo, para extraer adelantos en efectivo). 

3# Pagar el resumen sin revisarlo primero

Muchas veces, tenemos el resumen de la tarjeta en débito automático y lo pagamos con el dinero de nuestra cuenta sin prestarle atención.

Esto es un error porque, si no prestamos atención a lo que nos están cobrando pueden incluir gastos que no realizamos, costos ocultos que no habíamos considerado y otras situaciones que no podemos controlar si no miramos el resumen todos los meses.

Por otra parte, saber qué estamos pagando nos permitirá ordenar los pagos en los meses siguientes.

4# Tener débitos automáticos y olvidarse.

Incluir pagos por débito automático en la tarjeta de crédito (o en una cuenta bancaria) es muy cómodo.

Además de organizar los gastos, evita que nos olvidemos de los vencimientos. De todos modos, es importante ver si los débitos son correctos, si alguno subió sin que nos diéramos cuenta y, como dijimos en el punto anterior, siempre es mejor saber qué estamos abonando.

5# Comprar algo sólo porque tiene descuento

Como consumidores, siempre nos atrae aprovechar una promoción o un beneficio con nuestra tarjeta.

Pero las compras por impulso, seguidas por el ritmo que nos marcan las entidades emisoras cuando aplican descuento es lo peor que podemos hacer.

La tarjeta de crédito debería estar para cuando nosotros decidimos usarla, en algo que necesitamos. Nuestros gastos los tenemos que decidir nosotros, no los bancos o comercios con sus promociones.

De esta manera, vamos a evitar contraer deudas que luego no vamos a poder pagar y nos saldrán mucho más caras que el descuento que quisimos aprovechar.

6# Gastar todo nuestro límite de compra disponible

Cuando nos otorgan una tarjeta de crédito, también se le habilita un monto máximo de dinero para comprar o retirar, en función de su nivel de ingresos y el movimiento de su cuenta.

Ese monto se llama límite (puede ser de compra, de cuotas o de financiación) y, a medida que lo vamos usando, se resta y queda el “disponible”.

Muchas personas piensan que ese disponible es el monto que pueden gastar sin problemas cada mes y, a veces, estiran sus gastos todo lo permitido.

Hacer esto es un verdadero problema. Primero, por ese límite tiene que ver con nuestros ingresos pasados que, no necesariamente, serán los mismos en el futuro y, además, con dinero que podemos tener en el banco (por ejemplo, como inversiones) pero que no es un flujo de dinero de todos los meses.

Esto hace que esos límites puedan superar varias veces lo que podemos pagar por la tarjeta cada mes

Por otra parte, si tenemos distintas tarjetas y cada habilita un límite con estos criterios, el monto permitido para gastar se multiplica, empeorando lo que comentamos antes.

7# Abonar el pago mínimo

Este es uno de los errores más caros que cometen quienes usan tarjetas de crédito. Esta práctica es la responsable de que muchas personas terminen con deudas varias veces superiores a lo que compraron y, muchas veces, impagables.

Al pagar sólo el monto mínimo del resumen, el resto se convierte en una deuda que genera intereses desde el momento del vencimiento. Si al mes siguiente hacemos lo mismo, esos intereses del primer mes se capitalizan (se transforman en deuda) y, junto con el saldo anterior, generan nuevos intereses para el período que sigue.

De esa manera, se va haciendo una “bola de nieve”. Como nunca se cancela todo el vencimiento, cada vez se debe más.

¿Cómo evitarlo? Simple: pagar siempre el saldo total del resumen a la fecha de vencimiento (si está por débito automático, mejor).

8# Comprar en un pago y financiar el resumen

Esta práctica es parecida a la anterior y también es perjudicial, pero no tanto.

Cuando uno paga una compra con la tarjeta, quizá abona en un solo pago. Sin embargo, el resumen permite financiar el saldo en varias cuotas. Es similar al pago mínimo pero en este caso, es más ventajoso porque las cuotas y el interés se fija en ese momento (y no se va acumulando mes a mes).

El problema es que este financiamiento tiene un interés que, la mayoría de las veces es más caro que el que otorga el comercio. Entonces, si no nos va a alcanzar para pagar en una sola vez un gasto, es mejor abonarlo en cuotas directamente al comprar en el negocio. Por supuesto, habría que comparar ambas tasas de interés para ver qué conviene.

9# Prestarle la tarjeta a un familiar o un amigo

Muchas veces pasa que un conocido quiere comprar en un negocio que tiene una promoción con una tarjeta que él no tiene y nosotros sí.

Lo que tenemos que considerar siempre es que pagar con tarjeta de crédito nos genera una deuda y, como está a nuestro nombre, nosotros seremos los deudores legales y, si nuestro conocido no paga, deberemos afrontar lo adeudado más los intereses.

10# Poner los datos en sitios web no verificados

Esta última es una recomendación que tiene que ver con la seguridad.

Hoy, comprar por Internet es sencillo y, además, seguro. Pero, siempre hay que tener el recaudo de que el sitio web donde estamos poniendo los datos de la tarjeta sea el que corresponde y que sea verificado. Para evitar esto, es conveniente ingresar en sitios de compra desde Internet y no desde links que nos pasen por algún mensaje dudoso.

Tampoco hay que poner dar datos de tarjetas ni de cuentas bancarias por correo electrónico, mensajes de celular o teléfono (ojo con envíos de remitentes que no conocemos, que nos prometen promociones o beneficios irreales). 

Por último, controlar que tengamos el plástico físico, denunciarlo o bloquearlo inmediatamente si lo perdemos o nos lo roban, y, repito, revisar siempre el resumen para ver si hay compras no autorizadas.

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Por: Paula Martinez

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