Ahorro e inversión

Para ahorristas: lecciones que deja el subibaja de bonos argentinos

13/02/2020

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De los errores se aprende; y no sólo de los propios, sino también de los ajenos. Por eso quise escribir estas consideraciones, luego de lo sucedido con el Bono Dual 2020 (AF20) de Argentina, cuyas condiciones de pago cambiaron sustancialmente para la mayoría de los tenedores.

En las redes sociales abundan lamentos de ahorristas que se metieron de lleno a comprar este título porque la posibilidad de ganancia era muy alta (si se pagaba en tiempo y forma) y ahora se encuentran con que se postergó el capital al 30 de septiembre (con resultado incierto si se pagará entonces) y se suspendieron  los intereses desde ahora.

«Enamorarse» de un instrumento y apostar todo nuestro dinero a él (sobre todo si es arriesgado) es la peor decisión que podemos tomar. Quizá en algún momento puede salir bien, pero hacer este tipo de cosas no es para un inversor, sino para un jugador de casino.

Ya sea que hayas comprado o no estos títulos públicos, si a este hecho le sumamos a la brutal caída de los precios de todos los títulos y las acciones argentinas después de las elecciones primarias de agosto de 2019 (Paso) o el reperfilamiento de las letras de septiembre, se pueden obtener lecciones importantes para el futuro.

#1- Gestionar el riesgo

Lo primero que cualquier persona se tiene que preguntar al invertir es qué riesgo está dispuesto a asumir.

Cada instrumento tiene un riesgo asociado en cada momento y es algo que tenemos que conocer antes de meternos en esa inversión.

Ese riesgo depende de muchas cosas: plazo, tipo de colocación, moneda (pesos, pesos ajustados o dólares), ley aplicable (argentina o extranjera), emisor. Tampoco es lo mismo la renta fija (títulos de deuda pública o de empresas) con un cronograma cierto de pagos, que renta variable (como las acciones)  cuyo rendimiento está ligado al precio.

Bonos argentinos. El caso de los títulos de deuda es un buen ejemplo para mostrar que un mismo instrumento puede ser bastante seguro en un momento del tiempo pero, si las circunstancias cambian, transformarse en una colocación arriesgada.

Es lo que sucedió en Argentina en los últimos meses: luego del reperfilamiento y la decisión de reestructurar la deuda, las fechas de pago, los intereses y los montos son inciertos. Por lo tanto, hasta que este tema no se resuelva, las colocaciones en Letras o bonos de cualquier tipo es una inversión de riesgo, no apta para cardíacos.

“Cuando la limosna es grande…”. Una forma de medir el riesgo es el rendimiento esperado (en los títulos públicos es inverso al precio). Cuando el precio de compra es bajo y esperamos un retorno alto, comparado con otras colocaciones, es un indicador de que hay un alto riesgo.

En el caso del AF20, el bono cotizaba con un gran descuento y, si se pagaba todo al vencimiento, implicaba un retorno muy importante en poco tiempo. Aquí se dio una situación binaria: o se paga o no se paga. Era una apuesta grande que tenía una gran recompensa si salía bien.

#2- Diversificar

No poner todos los huevos en la misma canasta es un sabio consejo a la hora de invertir.

Que una colocación sea riesgosa no significa que se descarte totalmente. La clave en estos casos es destinar una porción menor de nuestra cartera de inversión. Así, se puede aprovechar la ganancia si se da, o minimizar la pérdida.

No se debe poner dinero en este tipo de colocaciones si no lo podemos perder. Esto tiene que ver con el punto número 1: gestionar el riesgo.

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#3-No seguir la manada

En el mercado, lo más habitual es que, cuando en una inversión entra mucha gente, la oportunidad de ganar es baja, porque es probable que los precios estén cercanos a los valores máximos.

Como se dice entre los inversores, cuando los valores subieron ya es tarde para comprar.  Es más, podrían estar muy cerca a un punto de inflexión, revertir la tendencia y empezar a bajar.

En era el caso del AF20 si se hubiera pagado al vencimiento, pero sí lo fue en 2019 con la abrupta caída de los bonos y las acciones después de las Paso, por ejemplo.

En este bono, es muy distinto una persona que compró el título cuando cotizaba a un 50% de paridad, que quien entró cuando superaba el 85%. Obviamente, la baja del precio por el “reperfilamiento” les impacta distinto. El cambio de reglas de juego afectó también a los minoristas que entraron después del 20 de diciembre (sólo se cumplió con quienes tenían tenencias hasta U$S 20.000 hasta esa fecha).

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#4 – Acotar las pérdidas y las ganancias

¿Cuánto estamos dispuestos a perder? No todo el mundo se hace esta pregunta cuando ingresa en una inversión, pero es algo fundamental.

Mantener un colocación que está bajando (y podría seguir perdiendo) podría llevarnos a perder todo el capital. Cuando compramos un instrumento de inversión, tendríamos que en qué porcentaje de pérdida vamos a salir.

De igual manera, es importante pensar en cuándo queremos ganar y consolidar ese rendimiento saliendo del instrumento (en la jerga se llama “toma de ganancias”). Ser codicioso (entusiasmarse porque un activo sube y querer ganar más) también es un riesgo, porque el pico máximo antes de caer puede estar cerca.

Esta es una manera saludable de manejar una cartera, porque les ponemos un tope a los resultados negativos y nos fijamos objetivos de ganancias razonables. Por supuesto que no todos los activos son iguales, algunos tienen mucha volatilidad de corto plazo pero en el largo suelen recuperarse y es conveniente mantenerlos.

Volviendo al ejemplo del AF20, si habíamos comprado a menos del 50% (entre septiembre y diciembre de 2019) y vimos que el precio subía ¿no hubiera sido conveniente vender antes y consolidar la ganancias? En lugar de jugarse todo al final para obtener el 100% (y perder, finalmente), se podría haber vendido en el 70/80% y habría sido una excelente inversión.

#5- Estudiar e informarse

Por último, y muy relacionado con el punto anterior (dejarse llevar por el resto de la gente), la mejor forma de tener una buena experiencia en el mercado de capitales es saber de qué se trata.

Y, para eso, hay que conocer cómo funcionan los distintos instrumentos, qué características tienen, cómo impactan los distintos niveles de riesgo, los diferentes plazos, etcétera.

Lo peor que se puede hacer (como parece que sucedió con mucha gente en el AF2) es comprar un instrumento porque “lo recomendó un amigo”, peor aún si se destina mucho dinero, sin siquiera hacer una mínima averiguación de qué es, cómo funciona y, sobre todo, cuánto se puede perder.

Seguir las noticias. Como siempre hemos repetido en Mi Presupuesto Familiar, en Argentina, lo que vale para un momento puede no ser válido para otro. Y, en momentos de alta volatilidad e incertidumbre como los que vivimos desde 2018, esta variación se puede dar en períodos muy cortos de tiempo.

Estar atento a lo que sucede y tratar de entender cómo afecta esa realidad a nuestro dinero, es lo más saludable que se puede hacer para moverse en un país como este.

 

 

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Por: comunidadpresupu-admin

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