Si no estás demasiado familiarizado con el mundo de las inversiones y querés ampliar tu horizonte además del plazo fijo y el dólar, en esta nota podrás ver alternativas de ahorro que te pueden interesar.
Antes de elegir una opción recordá algunas cosas básicas para tener en cuenta porque los instrumentos serán diferentes:
– Definir objetivos. No es lo mismo ahorrar dinero para irte de vacaciones en un año, comprar un auto o una casa, que destinar un monto para invertir para tu jubilación futura o para obtener una renta inmediata.
– Ver plazos y liquidez. Luego del punto anterior, podrás ver si el dinero lo tenés que colocar a corto, mediano o largo plazo. Si lo podrías necesitar en cualquier momento o lo podés dejar colocado el tiempo que sea necesario.
– Analizar tu perfil de riesgo. No todo el mundo está cómodo con una inversión que puede tener subas y bajas bruscas. Si es tu caso, mejor no entres en ella. De todos modos, también dependerá de la necesidad de liquidez que tengas, del plazo y de otras variables como edad y monto.
– Diversificar. Por supuesto, esta es una clave de una buena cartera de inversión porque permite reducir el riesgo y aumentar el rendimiento. Pero, esto dependerá del monto disponible. Por ejemplo, con U$S 10.000/50.000 quizá puedas elegir un par de instrumentos con bajo riesgo; con U$S 100.000 ya podés acceder a más opciones y buscar más rendimiento con una porcentaje del total.
PARA LEER. Primeros pasos de ahorrista a inversor.
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Estas son algunas alternativas que hay disponibles hoy en Argentina.
Antes de elegir, te doy un consejo: No pongas el dinero en un instrumento que no sepas cómo funciona (cómo lo comprás, cómo recibís la renta y el capital, cuál es el riesgo, cuándo podés salir).
Dinero en efectivo. Guardar pesos argentinos en una economía inflacionaria, obviamente, lleva a una pérdida de capital. Pero, tampoco es negocio guardar dólares en una caja de seguridad o “bajo el colchón”: luego de la devaluación no es seguro que el dólar alcance la inflación en 2016 (a lo sumo la empataría).
Plazo fijo en pesos y dólares. Es una de las opciones preferidas por los argentinos más tradicionales y tiene una razón: es fácil de entender y de realizar (se puede hacer por Homebanking). Las tasas de interés variaron en el tiempo, pero en estos momentos rondan, para colocaciones en pesos, la inflación esperada para 2016 (25% anual).
Si tenés dólares billete declarados a la AFIP (por ejemplo, los compraste para ahorro en años anteriores), una buena opción son los plazos fijo en dólares: están pagando desde un 4% nominal anual, según el plazo.
Letras del Banco Central (Lebac). Tienen un gran atractivo por el momento ya que están pagando unos 5 puntos más que un plazo fijo (algo menos que el 30% a 35 días, descontada la comisión).
Pero, no es seguro que esta tasa se mantenga mucho tiempo, además, para plazos más largos el rendimiento baja, lo que muestra que la expectativa del mercado es de menor tasa e inflación en el futuro. De todos modos, si mantiene una diferencia con el plazo fijo, es para seguirla de cerca.
¿Cómo funciona? Un inversor minorista (desde $ 1.000) puede entrar en la licitación que el Banco Central realiza todos los martes, para ello necesita realizar la operación mediante un agente de Bolsa. Al comprar la Lebac se paga un monto menor al nominal, que tiene implícito el rendimiento, y al vencimiento se cobra el 100%, depositado en una cuenta bancaria. (Mirá acá un ejemplo de licitación de Lebac).
También se puede comprar en el mercado o venderla (a la cotización del día) si uno necesita salir. Hay plazos desde 35 días hasta 252 días, con tasas decrecientes.
Títulos públicos
En el caso de los bonos hay que considerar que, en general, se compran en el mercado bursátil (hay emisiones primarias, pero no siempre). Entonces, el rendimiento potencial dependerá de cuánto coticen en ese momento.
Un ahorrista puede tener bonos en la cartera para obtener una ganancia al comprar y venderlos (también puede ser una pérdida, si en el momento de vender el precio cae).
Pero, también son un buen instrumento para mantenerlos en el tiempo (hasta el vencimiento) e ir cobrando la renta que pagan en forma periódica. En este caso, el rendimiento depende del precio de compra.
En pesos ajustados. Con el cambio de Gobierno nacional y el “sinceramiento” de diversas variables, estos bonos se volvieron más atractivos.
Hay títulos que se ajustan por diversas variables por tasa de interés (de Lebac o Badlar, la tasa de plazo fijo para grandes depósitos), o por inflación (CER).
Atados al dólar o dollar linked. Estos son títulos que se compran y se liquidan en pesos pero a la cotización oficial del dólar y se volvieron más interesantes luego del fin del cepo cambiario.
En el mercado hay disponibles títulos emitidos por la Nación (Bonad con distintos vencimientos) y por las provincias. Tienen un muy buen rendimiento en dólares: alrededor de un 8% los de Nación y más del 11% de las provincias.
En dólares. Siguen siendo atractivos tanto para comprar dólares (el tipo de cambio no es muy diferente del oficial, así que ya no se buscan para esto), para obtener una renta (entre 7% y 8% nominal anual) o para tenerlos como parte de una cartera de inversión.
Se compran en pesos pero al venderlos, se reciben dólares. Los más conocidos: Bonar X, vence en 2017; Bonar 2024, Discount, Par, estos últimos son más largos.
Fondos comunes de Inversión (FCI).
Esta es una buena alternativa para personas que quieren tener una cartera manejada por profesionales pero tienen poco dinero, o no tienen tiempo para seguir las inversiones.
Pero, hay que tener en cuenta lo siguiente: muchas veces los administradores de los FCI remarcan el rendimiento que tuvo el fondo en tal o cual período. Esto es engañoso porque es difícil que la historia se repita.
En general, toda la cartera puede subir y bajar, con lo cual, salvo algún fondo de muy bajo riesgo, la mayoría puede sufrir pérdidas como cualquier inversión.
Los FCI se pueden comprar y vender en cualquier momento, a la cotización del día.
Lo interesante es que uno puede poner un poco dinero en distintos activos. Los más conservadores son los fondos de dinero, o Money market (apuntan a obtener una tasa de interés e invierten en plazo fijo, cauciones y Lebac, básicamente). Otro grupo, invierte en renta fija (títulos públicos), con distintas variaciones (en pesos, en dólares, argentinos, internacionales, etcétera). Los de renta variable colocan dinero en acciones, también con variaciones y también hay otros más sofisticados. Recordá informarte bien antes de ingresar.
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Fideicomisos financieros. Son títulos de empresas que transforman en bonos su cartera de activos. Los más comunes son los de consumo (emitidos por tarjetas de crédito, negocios de venta de electrodomésticos, tiendas de departamentos, etcétera). En general, rinden más que una Lebac y la mayoría es en pesos.
En otras épocas había empresas constructoras y de industrias, aunque esto decayó en los últimos años.
Cauciones. Son colocaciones similares al plazo fijo (con rendimiento parecido) pero que se negocian en el mercado y son de muy corto plazo (la mayoría se opera a 7 días). Los usan las empresas para colocar excesos de liquidez por poco tiempo, por ejemplo.
Cheques de pago diferido. Lo cheques que un proveedor recibe de su cliente se pueden negociar en el mercado bursátil y un inversor los puede comprar.
Los plazos no superan los 360 días y el rendimiento es mayor a un plazo fijo, aunque no es tan fácil de negociar porque hay que buscar el papel con el monto y el plazo adecuado en cada caso.
Hay dos tipos de CHPD: los avalados por una Sociedad de Garantía Recíproca (SGR), que tienen un rendimiento más bajo; y los patrocinados que pueden duplicar el rendimiento del anterior. La ganancia depende de la cotización del cheque en cada momento.
Acciones. Son uno de los instrumentos financieros de más riesgo ya que la ganancia o pérdida depende de la cotización del momento de la compra o la venta, y tienen alta volatilidad (subas y bajas bruscas). Los precios de las acciones pueden variar por circunstancias propias de la empresa pero también por el mercado en general.
No se recomiendan para plazos cortos (más bien, pensando en un par de año), ni para conservadores. Además, es mejor destinar una pequeña porción de la cartera, por lo que tampoco es adecuado para pequeños inversores.
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Por: comunidadpresupu-admin
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