Las estafas piramidales o esquemas Ponzi no son nuevas, pero mucha gente sigue cayendo en la trampa de la mano de métodos más sofisticados y nuevas tecnologías.
Durante 2022, en Argentina se hizo famoso el caso de Generación Zoe, cuyo titular ya está detenido, pero hay otros como Adhemar Capital, o Vayo Business que ya están siendo investigados.
Aunque pueda parecernos extraño que engañen a tantas personas (¡y por tantas sumas de dinero!) no es tan raro en una sociedad con baja educación financiera, un alto nivel de economía “en negro” (y la necesidad de mover el dinero fuera del circuito formal) y una inflación que derrite el poder adquisitivo de cualquier ahorro que tengamos.
A esto hay que sumarle que la digitalización y los nuevos términos tecnológicos generan el interés por no perderse un “buen negocio”.
Sin embargo, la mayoría de estos casos tienen varios puntos en común que deberían alertarnos para pensar dos veces antes de darles nuestro dinero.
Ningún negocio (lícito) puede generar una alta rentabilidad todo el tiempo. Sí puede dar un buen rendimiento en determinados momentos, pero no puede mantenerse así siempre: si se analizan períodos largos de tiempo, la renta debería tender a ser razonable y en línea con el promedio del sector.
Por lo tanto, asegurar que una inversión generará un rendimiento altísimo y garantizarlo es el primer signo de alerta que tenemos que mirar.
Hay algunas inversiones como un título de deuda (obligaciones negociables, pagarés, bonos) que pagan una tasa de interés fija. Pero es algo totalmente distinto: primero, porque ese interés está en línea con el resto del mercado; segundo, porque son promesas de pago establecidas en un contrato y, tercero, porque, si cotizan en la Bolsa, están reguladas por un organismo oficial.
En cualquier situación, no hay que olvidar una de las máximas de las finanzas: “a mayor rentabilidad mayor riesgo”.
Otro de las señales (casi infalibles) de que se está en presencia de una estafa piramidal es que pidan a quienes colocan dinero que lleven a otros inversores. En ninguna inversión formal regulada las ganancias están relacionadas con la gente que uno puede atraer.
Esto está directamente ligado al funcionamiento de estos esquemas (y que le da el nombre de pirámide): el rendimiento que reciben quienes ingresan primero se paga con el dinero que van aportando quienes ingresan después.
Esto también ayuda al engaño, porque los primeros inversores sí van recibiendo lo prometido y ganando mucho dinero y así pueden seducir a otros para que se sumen.
Todo funciona bien mientras se siga sumando gente, pero si en algún momento esa cadena se corta, el esquema se desploma porque en ningún momento hay un negocio que genere rendimientos genuinos.
Quienes arman estos esquemas piramidales suelen invertir mucho dinero para deslumbrar a los potenciales aportantes. Hacen reuniones en lindos hoteles o se muestran llevando una vida de lujos.
Una de esos grandes gastos promocionales es la utilización de actores, conductores, influencers y otras personas conocidas para que hablen maravillas de este sistema.
Un consejo: para manejar nuestro dinero, no podemos guiarnos por recomendaciones de personas que no tienen nada que ver con las finanzas. Para eso hay asesores especializados que estudiaron y se formaron en esta disciplina, muchos de ellos profesionales certificados por organismos de control.
En todo el mundo, los instrumentos de inversión del mercado de capitales están regulados por una autoridad central. En Argentina, la Comisión Nacional de Valores (CNV) es el organismo de control de la actividad bursátil y el Banco Central (BCRA) de las entidades financieras.
Por esta razón, la CNV intervino en los casos conocidos de Zoe, Adhemar y otros. El BCRA también investigó otros casos pero sí de financieras “truchas” que también ofrecían retornos superiores a los del mercado. En estos casos, no eran estafas piramidales sino que prestaban dinero a otras personas ejerciendo ilegalmente la intermediación financiera, pero el resultado fe el mismo: cuando la empresa cayó, los inversores se quedaron sin nada.
Otras herramientas. Por supuesto que, por fuera de los mercados regulados, existen un sinnúmero de instrumentos financieros para ganar dinero. Pero, siempre hay que estar atentos y saber que el riesgo que se corre es alto.
Algunos estafadores más sofisticados utilizan el mundo de las criptomonedas y los NFT (token no fungibles, por sus siglas en inglés), que por definición no está regulado, para captar incautos.
El mundo cripto es muy amplio, hay miles de criptomonedas emitidas y más de 20 mil NFT listados (por ahora). Dentro de esa amplitud hay de todo: están los token más conocidos (Bitcoin, Ethereum, Tether, DAI y otros) que probaron su utilidad y tienen alta aceptación; y están aquellos que no se sabe muy bien para qué sirven pero que igual pretenden captar compradores.
Entre estos últimos, hay muchos que pueden ser negocios de riesgo (y eventualmente, ir mal) pero que tienen buenas intenciones; y otros que, directamente,están armados para estafar.
Otro caso es el de quienes dicen emitir criptomonedas que no existen (One Coin es un caso internacional muy conocido que también tiene imputados en Argentina). Una forma de corroborar si es así o no, es ver si cotizan en el sitio CoinMarketCap (donde están listadas miles de criptomonedas) o en OpenSea (para los NFT).
Para evitar caer en estas trampas, hay algunas recomendaciones a tener en cuenta partiendo de saber que el mundo cripto tiene un elevado nivel de riesgo y volatilidad.
Por esto, una primera recomendación es: “No poner nuestro dinero en cosas que no conocemos”.
Tenemos que empezar con poco dinero (aquél que estemos dispuestos a perder) para aprender cómo funciona el instrumento y el mercado, cómo se gana (y se pierde) plata y cómo reducir los riesgos.
Por último, no hay que olvidar la enseñanza de nuestros abuelos: Nunca poner los huevos en la misma canasta. Diversificar es la mejor manera de reducir riesgos.
Por: Paula Martinez
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