Con una inflación tan alta y difícil de controlar, el dinero pierde valor día a día. Por eso, no es una buena opción dejar los pesos “quietos” en una cuenta o en efectivo. En un país con tanto riesgo económico, una de las alternativas más elegidas para cubrirse son los Fondos Comunes de Inversión (FCI).
En realidad, este instrumento es muy amplio y tiene un amplio menú para elegir. Pueden estar nominados en pesos, en dólares, en pesos atados al dólar (dollar linked) o mixtos, de renta fija o renta variable, de activos argentinos o del exterior, de corto o largo plazo. También hay algunos que combinan distintos tipos.
En esta nota vamos a focalizarnos en aquellos que ofrecen un resguardo de la inflación, los llamados “de dinero” (money market, también conocidos como T+0 o T+1) o los más conservadores de renta fija. En general, la cobertura no es completa porque no hay opciones totalmente líquidas y de bajo riesgo que tengan un rendimiento que acompañe a los precios.
Sin embargo, los FCI de dinero o de renta fija son mucho mejores que tener el dinero en la cuenta y, a diferencia de un plazo fijo, se puede ingresar y salir en cualquier momento (en días hábiles) ya que no tienen un vencimiento determinado.
Para un pequeño ahorrista sería difícil o casi imposible, con pocos pesos, acceder a una cartera de inversión diversificada y administrada por especialistas.
Los FCI solucionan ese inconveniente ya que permiten, con un monto tan bajo como $ 1.000 (sí, mil pesos argentinos), a una partecita de un fondo que se invierte en muchos instrumentos y están administrados por personas calificadas.
Cada inversor puede tener la cantidad de cuotapartes que quiera y también puede disponer cuándo entrar y cuándo salir.
Los FCI no ofrecen un rendimiento fijo sino que uno compra una parte de él y es socio en las ganancias o en las pérdidas.
Los FCI tienen varios beneficios, sobre todo para los inversores pequeños, difíciles de encontrar en otras alternativas tradicionales:
Liquidez. Se puede entrar y salir del FCI en cualquier momento. Esto depende de cada fondo: algunos son de rescate inmediato y otros tienen plazos de 24, 48 o 72 horas.
Esto genera una ventaja respecto al plazo fijo que tienen un plazo preestablecido.
Diversificación. Si tenemos poco dinero para invertir, es difícil dividirlo en diversas colocaciones. En un FCI, en cambio, la cartera ya está diversificada para elegir la mejor combinación de riesgo y rendimiento, según el objetivo fijado en ese fondo en particular.
Divisibilidad. Los FCI permiten dividir la inversión en montos muy pequeños (como dijimos, desde $ 1.000). Podemos sacar parte del dinero o todo, según creamos conveniente.
Manejo profesional. El portafolio de inversión es administrado por especialistas, algo que nos saldría muy caro si tenemos poco dinero para invertir.
Menor riesgo. Hay muchos tipos de FCI. Algunos son muy conservadores (los de dinero, renta fija en pesos o en dólares). Para aquellos fondos más agresivos, la diversificación permite bajar el riesgo general de la cartera.
Rendimiento. Los especialistas están buscando todo el tiempo, día a día, las opciones que más ganancia arrojan. Eso es algo que el ahorrista individual difícilmente pueda hacer.
Más alcance. Por ser inversores institucionales, que manejan mucha cantidad de dinero (formado por miles de cuotapartistas), los FCI pueden acceder a algunos instrumentos que están vedados para los inversores individuales.
Sencillez. Invertir en FCI es muy fácil, se puede hacer con un agente de Bolsa o con nuestro banco, a través del Homebanking. Para empezar a operar solamente hay que tener una cuenta comitente (o cuenta de inversión) que se abre en el momento, en forma digital y con muy poca documentación (es la misma que se utiliza para comprar y vender dólar MEP).
Como cualquier inversión, hay ciertos recaudos que hay que considerar antes de poner dinero en un FCI.
Conocimiento. Como siempre decimos en Mi Presupuesto, no hay que poner dinero sin no sabemos de qué se trata. Antes de elegir un fondo, conviene averiguar cómo está compuesta la cartera, qué riesgos hay, cuál es el rendimiento esperado, cómo salir, cuánto son las comisiones.
Cartera. Es importante conocer en qué invierte el fondo. Como hay tanta variedad, podemos empezar con los más conservadores y los más utilizados, para luego ir agregando otros.
Algo muy útil es ver el informe del FCI (suele estar disponible en PDF). Si vemos el gráfico con la evolución de la cuota parte veremos si tiene mucha volatilidad o es más estable.
Los FCI de menor riesgo (money market, renta fija inmediato o a 24 horas) suelen tener una curva que sube en forma muy suave pero continua. El rendimiento no es mucho, pero tampoco tiene pérdidas importantes. Estos invierten en plazo fijos, Letras, cauciones y otras opciones de rendimiento fijo.
Rendimiento. Ningún administrador de FCI puede asegurar rendimientos a futuro. Es probable que los fondos publiciten tasas de retorno pasadas, pero nada asegura que se van a conseguir. Además, dependerá del momento en el cual nosotros entremos y salgamos del fondo, el rendimiento para cada uno.
Los FCI de menor riesgo (de dinero y renta fija en pesos) difícilmente alcancen la tasa de inflación tan alta que existe hoy, pero, al menos, permiten no perder tanto poder adquisitivo.
Pérdidas de capital. Si bien hay fondos que son bastante seguros, hay otros tipos que tienen más riesgo (ejemplo: los de renta mixta o renta variable, que incluyen acciones en su cartera). En este caso, hay que tener claro que, así como puede haber ganancias también puede haber pérdidas que implicarán tener menos dinero del que se puso. Esto lo vemos en el valor de las cuotapartes.
Por: Paula Martinez
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