Las estafas piramidales o esquemas Ponzi no son nuevas, pero mucha gente sigue cayendo en ellas porque juegan con la necesidad que tenemos de buscar rendimientos con nuestro dinero.
Pueden tener algunas variaciones, e incluir métodos más sofisticas o nuevas tecnologías, pero todas tienen un patrón común: prometen altas ganancias rápidas y piden que los inversores “atraigan” a nuevas personas al esquema.
De esta forma, se va pagando a los primeros con el dinero que ponen los siguientes, hasta que, en algún momento, la cadena se corta y todo el esquema se cae.
En 2022, en Argentina se hizo famoso el caso de Generación Zoe, cuyo titular ya está detenido y que incluso dio lugar a una serie de Netflix.
Ahora, se conoció otro caso que parece tener varias ramificaciones: el de Knight Consortium (el “consorcio de caballeros”) que salió a la luz en la localidad de San Pedro, provincia de Buenos Aires, con la plataforma RainbowExchange (rainbowex).
También tendría otros grupos en Casilda (Santa Fe), Alta Gracia (Córdoba), San Rafael (Mendoza) y otros lugares del país donde operaban con otro nombre pero la misma modalidad.
El caso tiene todos los condimentos para otra serie de Netflix (con actores polacos que se hicieron pasar por CEO de la empresa internacional, hasta una “china” que daba recomendaciones de inversión por Telegram a una misma hora de la noche) pero no es más que otra variante de las piramidales.
Los distintos casos detrás de Knight Consortium funcionaban de manera similar.
Se hablaba de una plataforma de “trading de criptomonedas”. Pero, en realidad no tiene nada que ver ni con el trading (que es una actividad lícita, aunque de altísimo riesgo, que compra y vende activos financieros intentando ganar con el precio de ambas operaciones) ni con las criptomonedas.
Según pudo develar un usuario en redes, que conoce de tecnología, la plataforma es una APK, una aplicación que no está ni en Play Store (Google) ni en Apple Store sino que se instala directamente.
En esa aplicación no se invierte en ninguna criptomoneda sino que es todo una simulación, le hacen creer a la gente que están realizando compras y ventas (el “trading” que recomendaba “la china”) pero no es real.
Las criptomonedas sí se usaban para “fondear” o “retirar” dinero de esa aplicación con la stable coin (moneda estable) Tether (USDT) que tiene mucha liquidez y se utiliza mucho en el mundo cripto.
Más allá de las diferencias (en San Pedro, la plataforma se llamaba RainbowEx; en Casilda, Peak Capital Team; en Alta Gracia, Fundación Dream Team), los casos tienen varios puntos en común que deberían alertarnos para pensar dos veces antes de darles nuestro dinero.
Ningún negocio (lícito) puede generar una alta rentabilidad todo el tiempo. Sí puede dar un buen rendimiento en determinados momentos, pero no puede mantenerse así siempre: si se analizan períodos largos de tiempo, la renta debería tender a ser razonable y en línea con el promedio del sector.
Por lo tanto, asegurar que una inversión generará un rendimiento altísimo y garantizarlo es el primer signo de alerta que tenemos que mirar.
Hay algunas inversiones como un título de deuda (obligaciones negociables, pagarés, bonos) que pagan una tasa de interés fija. Pero es algo totalmente distinto: primero, porque ese interés está en línea con el resto del mercado; segundo, porque son promesas de pago establecidas en un contrato y, tercero, porque, si cotizan en la Bolsa, están reguladas por un organismo oficial.
En cualquier situación, no hay que olvidar una de las máximas de las finanzas: “a mayor rentabilidad mayor riesgo”.
Otro de las señales (casi infalibles) de que se está en presencia de una estafa piramidal es que pidan a quienes colocan dinero que lleven a otros inversores. En ninguna inversión formal regulada las ganancias están relacionadas con la gente que uno puede atraer (ni hay un ránking de quien es “mejor” inversor).
Esto está directamente ligado al funcionamiento de estos esquemas (y que le da el nombre de pirámide): el rendimiento que reciben quienes ingresan primero se paga con el dinero que van aportando quienes ingresan después.
Esto también ayuda al engaño, porque los primeros inversores sí van recibiendo lo prometido y ganando mucho dinero y así pueden seducir a otros para que se sumen.
Todo funciona bien mientras se siga sumando gente, pero si en algún momento esa cadena se corta, el esquema se desploma porque en ningún momento hay un negocio que genere rendimientos genuinos.
Quienes arman estos esquemas piramidales suelen invertir mucho dinero para deslumbrar a los potenciales aportantes. Hacen reuniones en lindos hoteles con gente que cuenta maravillas del “proyecto” o se muestran llevando una vida de lujos (muchas veces con autos, relojes o joyas alquiladas para las fotos).
Uno de esos grandes gastos promocionales es la utilización de actores, conductores, influencers y otras personas conocidas para que hablen maravillas de este sistema.
Un consejo: para manejar nuestro dinero, no podemos guiarnos por recomendaciones de personas que no tienen nada que ver con las finanzas. Para eso hay asesores especializados que estudiaron y se formaron en esta disciplina, muchos de ellos profesionales certificados por organismos de control.
En todo el mundo, los instrumentos de inversión del mercado de capitales están regulados por una autoridad central. En Argentina, la Comisión Nacional de Valores (CNV) es el organismo de control de la actividad bursátil y el Banco Central (BCRA) de las entidades financieras.
Por esta razón, la CNV intervino ahora en el caso de Knight Consortium y también lo hizo en los de Generación Zoe, Adhemar y otros. Knight Consortium no existe como razón social, no está inscripto para hacer intermediación financiera ni nada semejante, opera todo fuera del control estatal.
El BCRA también investigó otros casos de financieras “truchas” que también ofrecían retornos superiores a los del mercado. En estos casos, no eran estafas piramidales sino que prestaban dinero a otras personas ejerciendo ilegalmente la intermediación financiera, pero el resultado fe el mismo: cuando la empresa cayó, los inversores se quedaron sin nada.
Otras herramientas. Por supuesto que, por fuera de los mercados regulados, existen un sinnúmero de instrumentos financieros para ganar dinero. Pero, siempre hay que estar atentos y saber que el riesgo que se corre es alto.
Algunos estafadores más sofisticados utilizan el mundo de las criptomonedas y los NFT (token no fungibles, por sus siglas en inglés), que por definición no está regulado, para captar incautos.
El mundo cripto es muy amplio, hay miles de criptomonedas emitidas y de NFT listados.
Dentro de esa amplitud hay de todo: están los token más conocidos (Bitcoin, Ethereum, Tether, DAI y otros) que probaron su utilidad y tienen alta aceptación; y están aquellos que no se sabe muy bien para qué sirven pero que igual pretenden captar compradores.
Entre estos últimos, hay muchos que pueden ser negocios de riesgo (y eventualmente, ir mal) pero que tienen buenas intenciones; y otros que, directamente, están armados para estafar.
Otro caso es el de quienes dicen emitir criptomonedas que no existen (One Coin fue un caso internacional muy conocido que también tiene imputados en Argentina). El caso de RainbowEx parece algo similar (porque no hay ninguna cripto).
Una forma de corroborar si es así o no, es ver si las criptomonedas cotizan en el sitio CoinMarketCap (donde están listadas miles de criptomonedas) o en OpenSea (para los NFT).
Para evitar caer en estas trampas, hay algunas recomendaciones a tener en cuenta:
Por esto, una primera recomendación es: “No poner nuestro dinero en cosas que no conocemos”. Tenemos que saber cómo entrar, cómo salir, cómo se gana y cómo se puede perder plata. Aprender y capacitarnos sobre los instrumentos es la mejor forma de evitar caer en engaños.
Tenemos que empezar con poco dinero (aquél que estemos dispuestos a perder) para aprender cómo funciona el instrumento y el mercado, cómo se gana (y se pierde) plata y cómo reducir los riesgos.
Por último, no hay que olvidar la enseñanza de nuestros abuelos: Nunca poner los huevos en la misma canasta. Diversificar es la mejor manera de reducir riesgos.
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Por: Paula Martinez
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