Poder administrar nuestro presupuesto cuando un mes cobramos más y otro menos es complicado. En esta nota van algunos consejos para que no se te descalabren las finanzas.
Quienes trabajan en forma independiente y no tienen un sueldo o un ingreso fijo todos los meses tienen más dificultades para poder manejar su presupuesto familiar y son más propensos de entrar en problemas financieros, sobre todo en épocas de “vacas flacas”.
Una venta que ya teníamos “casi” cerrada y se nos cayó; un cliente que prometió pagarnos pero no lo hizo; una caída de la actividad; todos estos son casos que viven a diario quienes tienen que lidiar con ingresos variables. No sólo varía el cuánto, sino también el cuándo.
Por eso, la manera en que administran su dinero tiene que ser más cautelosa que quien tiene asegurado un monto de salario a fin de mes. Acá van algunos tips para que puedan evitar sorpresas en sus finanzas personales.
Planificar es la mejor manera de adelantarse a los problemas. En el caso de los trabajadores independientes, armar un presupuesto familiar es una necesidad mayor que para el resto, ya que permite conocer cuáles serán los ingresos, los gastos, cuánto se puede ahorrar y cuáles compromisos hay que pagar.
Como el componente de ingresos puede variar, es importante que el presupuesto pueda reducirse (con menores gastos o bajando el componente de ahorro en el mes que haga falta). Pero también, que se pueda aumentar el dinero a guardar el resto del tiempo.
El principal problema que puede llevar a desequilibrios financieros es tener muchos gastos fijos en proporción de los ingresos.
Si la mayoría de lo que cobramos lo tenemos que destinar a cancelar obligaciones (que no podemos reducir sin entrar en mora) nos va a quedar muy poco margen para achicar gastos cuando el dinero no nos alcance (ya sea por la inflación o por cobrar menos).
Tenemos que pensar que además de los gastos fijos (cuotas de colegio, alquileres, expensas, seguros, pago de tarjetas, pago de servicios fijos, cuota de préstamos, etcétera) tenemos otros gastos que son variables pero son básicos, como alimentos o transporte. Estos últimos los podemos reducir pero no eliminar totalmente.
Una modalidad muy común es que, si tenemos pensado cobrar un determinado trabajo ya estemos pensando qué hacer con ese dinero.
Pero, hay que considerar que en la actividad independiente hay situaciones inesperadas, la más común de ellas es que los pagos se demoren más de lo previsto. Y, si ese monto lo gastamos o lo comprometimos por anticipado y no lo tenemos, tendremos un costo financiero que cubrir.
Recordá que vender o facturar no es lo mismo que cobrar.
Si llegamos a una situación extrema en la que la plata no nos alcanza para pagar todas nuestras obligaciones, tenemos que priorizar.
Lo primero que hay que hacer es cancelar aquellas que tengan el mayor costo, no sólo en términos de dinero sino en otras cuestiones (como entrar en categoría de incobrable, por ejemplo).
Sin duda, abonar el vencimiento total de la tarjeta de crédito y las cuotas de los préstamos son lo primero por su altísimo costo. Pero tampoco hay que dejar pasar las fechas de la luz o el gas para evitar que corten el servicio.
Sólo después de pagar todo lo anterior, podemos gastar. A veces, es preferible comer menos (o más barato) por un mes que generar en pocos meses una “bola de nieve” en la tarjeta.
Quienes trabajan de manera independiente tienen meses buenos y meses malos.
Nuestro presupuesto tiene que ser tal que nos permita ahorrar en esos buenos meses para cubrirnos cuando los ingresos bajan. Además, es importante que, cuando tengas ingresos extraordinarios, el ahorro sea mayor.
Ahorrar y genera un fondo es la clave para pasar los momentos de “vacas flacas” sin sobresaltos porque podrás cubrir con este dinero tus necesidades .
Para evitar que tus ahorros pierdan frente a la inflación, hay que colocarlo en inversiones que mantengan el poder de compra (el rendimiento o la tasa tienen que superar a la marcha de los precios).
Además, como algunos meses podrías necesitar parte de esos ahorros para cubrir bajas en tus ingresos o tu actividad, parte de esas inversiones tienen que estar disponibles en el momento que las necesites. Es decir, las colocaciones tienen que tener liquidez.
Para esto, un plazo fijo a 30 días es una opción aceptable pero tendrá días que no se podrá usar. Otra alternativa totalmente líquida (se puede disponer en 24 o 48 horas) es la de los fondos comunes de inversión (FCI) en renta fija en pesos (con una cartera compuesta por Leliq y títulos de bajo riesgo y rendimiento por encima de la inflación).
De todos modos, mirando al mediano o largo plazo, cuando hay ingresos variables es muy recomendable generar inversiones que, con el tiempo, puedan generar una renta mensual y permitan cubrir parte de nuestro presupuesto.
Si bien la actividad independiente es inestable, hay algunas formas para generar un nivel de ingreso mínimo que permita cubrir los gastos básicos todos los meses y que no estén sujetos a los vaivenes de la actividad y la economía.
Algunos ejemplos: tener clientes fijos; armar un servicio de suscripción mensual; realizar contratos anuales; tener ingresos en relación de dependencia que complementen (si hay una pareja, diversificar las fuentes de ingresos es lo mejor); armar una cartera de inversión financiera que genere una renta; invertir en inmuebles para cobrar alquileres.
Por: comunidadpresupu-admin
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