Cuando los valores se mueven y nadie sabe cómo quedarán, la cautela es la mejor consejera. Qué hacer con las deudas, el consumo, la tarjeta y los ahorros.
Según el dicho popular, “a río revuelto, ganancia de pescadores”. Eso puede ser cierto, pero uno también puede quedar atrapado en la corriente.
Por eso, en situaciones de turbulencia, como las que se vivieron desde mayo, es posible que surjan algunas oportunidades interesantes pero hay algo que no hay que olvidar: hay más incertidumbre e inestabilidad.
Cuando esto pasa, es normal que uno se preocupe y se ponga nervioso, lo que, muchas veces, nos hace tomar decisiones incorrectas que perjudican nuestro presupuesto familiar.
Por eso, en estos casos, lo mejor es respirar profundo y esperar que la niebla se disipe, la situación se normalice y podamos ver cómo queda el nuevo escenario. Seguramente no será el mismo que antes, pero tampoco será el del momento de la mayor turbulencia.
Para tomar buenas decisiones tenemos que pensar en cómo seguirá esta película después de los vaivenes, cuando la cosa se tranquilice.
En realidad, nadie lo sabe, pero hay algunas variables que sí se pueden prever:
En nuestra vida diaria se pueden presentar distintas situaciones que vamos a tratar de analizar.
En Argentina pasa algo raro: cuando el precio del dólar sube, la gente corre a comprar. En realidad, no es tan extraño si uno piensa que el dólar es el refugio por excelencia.
En este caso, la recomendación es tranquilidad. Lo que podíamos ganar con la suba del tipo de cambio ya pasó. Y, si compramos ahora, es muy probable que compremos caro.
De todos modos, para adelante, hay que pensar que una parte de nuestros ahorros tenemos que pensarlos en dólares. Pero no bajo el colchón, sino en alguna inversión que nos dé un interés.
Con tasas de interés en niveles récord, los créditos tendrán costos muy caros. Es complicado que se mantengan estos valores por mucho tiempo por lo que, es de esperar alguna reducción en el futuro.
Por lo tanto, sacar un préstamo hoy no es buena idea. Lo mejor es esperar que la cosa se calme y las condiciones se estabilicen para ver cómo queda todo.
Además, si nuestros ingresos van a rendir menos en el futuro por la inflación, es mejor no asumir nuevos compromisos que nos compliquen las cuentas, salvo que sea indispensable.
Con el mismo razonamiento, mientras menos comprometido tengamos nuestros ingresos en el pago de cuotas, mejor. Por eso, es un buen momento para analizar las deudas actuales y ver si nos conviene cancelarlas.
Para esto, hay que considerar el costo financiero total que estamos pagando. Si es bajo y la cuota es manejable, conviene mantenerla (incluso, el dinero lo podríamos poner en alguna alternativa que rinda un buen interés). Si es una deuda con un costo muy alto y tenemos el dinero para cancelarlo, puede convenirnos.
Si no disponemos de la plata para pagar todo el saldo que nos queda, mejor no hagamos nada; ir a pedir hoy dinero es carísimo.
En Mi Presupuesto Familiar siempre decimos que hay que tener mucho cuidado con las tarjetas, pero en estas circunstancias hay que ser mucho más precavidos.
Esto lo dijimos muchas veces pero vale la pena repetirlo: usar el pago mínimo es malísimo para nuestras finanzas. Y, en épocas de tasas de interés tan altas es peor: en muy poco tiempo nuestra deuda se puede convertir en una bola de nieve impagable.
Lo mejor, es evitar usar tarjetas de crédito, salvo que sea muy necesario y estemos seguros de que vamos a poder pagar todo el monto al vencimiento.
En un momento en que los precios se están moviendo en forma permanente hay que tener cuidado: uno no sabe si está comprando caro o barato.
Pero, en este caso pueden surgir algunas oportunidades porque los valores todavía no están actualizados como en electrodomésticos, electrónica y vehículos.
En el caso de los inmuebles, los que están en dólares seguro quedaron caros (sería un salto muy importante en pesos). En este caso, es difícil saber si uno paga mucho o poco. Salvo alguna situación puntual o una oportunidad para aprovechar, lo mejor sería esperar que los valores se acomoden.
Cuando se espera que el dólar suba, comprar pasajes al exterior por adelantado puede ser un buen negocio. Sobre todo, si se consiguen cuotas en pesos sin interés.
Pero, no olvidemos que para viajar no sólo hacen falta los tiquets, también habrá que pagar alojamiento, transporte, alimentación y esparcimiento y todo eso será más caro. Antes de planificar un viaje, tenemos que revisar nuevamente todo el presupuesto que teníamos.
Si todavía no lo teníamos decidido, aquí también es mejor esperar para ver cómo se acomodan las cosas y si el dinero nos va a alcanzar.
Para no perder, si tenemos dinero disponible podemos ir comprando dólares para fijar el tipo de cambio en el momento de viajar.
Si hay algo de lo que se puede estar seguro es que en este momento conviene ahorrar dinero. Por supuesto, no todos pueden hacerlo pero muchas personas sí.
Y hoy es mucho mejor guardar dinero y ponerlo en alguna alternativa con elevado rendimiento que salir a gastar en cosas que no nos hacen falta, o comprar algo a plazo y comprometernos a pagar cuotas en el futuro.
Con las tasas de las Letras del Banco Central (Lebac) en 40% anual y los plazos fijos entre 25% y 28%, es momento de aprovechar. Conviene mucho más poner el dinero en alguna opción sencilla, que pensar que compramos algo barato.
Por: comunidadpresupu-admin
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