Los bancos ofrecen préstamos en pesos y en UVA. Ambas modalidades tienen ventajas y desventajas. Te contamos qué mirar y cómo elegir según las condiciones.
A la hora de sacar un préstamo, los bancos ofrecen dos modalidades: en pesos a tasa fija y en UVA. Según las condiciones y tus necesidades, en algunos momentos pueden convenir unos u otros. En esta nota de mostramos qué analizar.
Para empezar, tenemos que saber que la Unidad de Valor Adquisitivo (UVA) es una unidad de medida que sigue a la inflación (tiene un atraso de un mes y medio respecto al IPC). Por eso, los créditos en UVA ajustan por la evolución del nivel de precios.
¿Cómo funcionan? Al momento de sacar el préstamo, el monto en pesos se convierte a una determinada cantidad de UVA (según la cotización del día). Con la tasa de interés, se calcula la cuota que estará fija en UVA.
Cada mes, la cuota se paga en pesos según el valor de la UVA en ese momento. Además, la deuda va disminuyendo en UVA hasta que se cancela al final del plazo.
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Los préstamos UVA tienen algunos puntos a favor y otros en contra, que hay que poner en la balanza al momento de analizar las opciones disponibles.
La tasa de interés de los créditos UVA es más baja que un crédito similar a tasa fija en pesos.
La diferencia es que la tasa en pesos incluye la inflación esperada mientras que la tasa en UVA es una tasa de interés real, que se suma a la inflación.
Esto no es una desventaja, necesariamente. Al tener menor tasa, también se paga menos monto de interés al principio y eso hace al crédito más accesible ya que los intereses tienen un recargo del 21% de IVA.
Al tener menor tasa de interés, la cuota inicial del préstamo UVA es mucho más baja que la de un crédito en pesos.
No es un tema menor porque nos permite obtener un monto mayor por el préstamo.
Si hay inflación, la cuota en pesos del crédito UVA sube todos los meses.
Cuando la inflación es baja, la cuota en pesos aumenta poco. Pero, si la inflación se dispara, el monto a pagar por mes tendrá un incremento importante en pesos.
El riesgo de que la cuota suba demasiado aumenta a largo plazo. En cambio, en plazos de pocos años, hay menos tiempo para que se acumulen subas importantes y para atravesar largos períodos de alta inflación.
Teniendo en cuenta lo anterior, la elección en determinado momento dependerá de las condiciones que ofrezcan los bancos en ambas modalidades.
#- En primer lugar, la tasa de interés. Para un crédito UVA la tasa tiene que ser mucho más baja que un préstamo en pesos. Recordemos que es una tasa real, por encima de la inflación.
Veamos el siguiente ejemplo (con la aclaración de que hoy las tasas están demasiado caras y no es un buen momento para endeudarse).
Ejemplo. Préstamo hasta 48 cuotas en pesos a 84% (TNA) o 165% (CFT); en UVA a 19% (TNA) o 26% (CFT).
En este caso, la diferencia de tasas hace que la UVA sea muchísimo más conveniente, incluso suponiendo que la inflación en los próximos meses tenga una suba considerable.
#- Lo más importante: la diferencia de cuota y cuánto podría subir. Más allá de las tasas de interés, lo relevante es cuánto dinero tendremos que pagar por mes.
Por eso, hay que ver cuál es la cuota en ambas modalidades. En pesos, las cuotas puras (sin IVA) en pesos serán fijas. En UVA, las cuotas en pesos van a ir aumentando. Puede llegar un momento en que la cuota en UVA alcance y supere a la cuota en pesos, o puede ser que siempre sea menor.
Aquí tendríamos que comparar el monto de la 1° cuota y, luego, podremos hacer una simulación de las cuotas siguientes en UVA, según distintas hipótesis de inflación mensual.
Si la cuota en UVA es suficientemente más baja y el plazo no es muy largo, hay mayor probabilidad de que no alcance nunca (o lo haga mucho más adelante) a la cuota en pesos.
En el ejemplo anterior, las cuotas puras del préstamo en pesos para $ 1.000.000 a 48 meses tienen un monto de $ 69.075 (si se le suma el IVA, el primer pago es de $ 82.873).
En cambio, la primera cuota pura del crédito en UVA (mismo monto y plazo) es de $ 30.362 ($ 33.707 con IVA).
Es decir, para que la cuota en UVA alcance a la cuota en pesos, debería subir un 127%. Si la inflación fuera 30% anual, recién en el cuarto año del crédito superaría al monto de la cuota en pesos (y ya quedaría menos de un año de plazo para que siga subiendo).
Con el supuesto anterior, el préstamo UVA es más conveniente. Pero, para decidir tenemos que tomar los escenarios que creamos más probables (nadie puede predecir el futuro, así que siempre serán proyecciones y expectativas).
En una economía inflacionaria, los créditos hipotecarios son casi la única opción (sacar una tasa fija en pesos a plazos tan largos es demasiado caro).
Lo relevante en estos casos es que la tasa de interés sea baja. Un porcentaje razonable está alrededor de un 5% de TNA. Hoy, hay pocos bancos con estas condiciones, pero meses atrás algunos cobraban incluso menos. Habrá que ver, según nuestras necesidades, si nos conviene esperar o si buscamos las opciones disponibles.
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Por: Paula Martinez