Los equipos de Gas Natural Comprimido (GNC) vuelven a ser una opción para ahorrar. Tips a tener en cuenta.
En tiempos de crisis, los equipos de Gas Natural Comprimido (GNC) vuelven a ser una opción para ahorrar. Es que los sucesivos aumentos de las naftas que afrontamos en 2018 y que continuarán en este 2019, llevaron a muchos argentinos a sacar la calculadora y a hacer números.
Según datos de la Asociación de Fábricas Argentinas de Componentes (Afac), el parque automotor argentino superó los 14 millones de unidades el año pasado. De esa flota, casi el 16% están convertidos a GNC, lo que representa un universo superior a los dos millones de autos.
Hoy, quien toma la decisión de convertir su automóvil a GNC sabe que amortizará la colocación del tubo a los pocos meses. Actualmente, el metro cúbico de gas se vende en Córdoba a $ 19, mientras que la nafta súper está en $ 40,99 y la Premium en $ 45,99 en las estaciones de servicio YPF.
Colocar un tubo de quinta generación supera los $ 30 mil y puede tener una vida útil de 15 años. Además de esa inversión de poner el tubo, hay que contemplar otros gastos que se deben afrontar. La prueba hidráulica, por ejemplo, la cual debe realizarse cada cinco años y la renovación anual de la oblea. A su vez, hay que contemplar el recambio de bujías (cada 20 mil kilómetros) y de cables.
Según especialistas del rubro, con un tubo de 10 metros cúbicos de gas se pueden recorrer 120 kilómetros, mientras que, el consumo promedio (ciudad y ruta) de un naftero es de 10 kilómetros por un litro. En un viaje de más de 400 kilómetros, con GNC, una personas sólo gastaría $ 760, mientras que con un automóvil a nafta súper el monto superaría los $ 1.650.
A diferencia de los sistemas de segunda y tercera generación, los equipo de quinta inyectan la cantidad exacta de GNC mediante inyectores comandados por una computadora, en cada cilindro del motor, lo que facilita que el vehículo se comporte casi con las mismas prestaciones que cuando funciona a nafta, en los distintos estados de carga del motor.
El gas natural es el combustible alternativo que tiene la combustión más limpia. Las emisiones de la descarga de vehículos GNC son mucho más bajas que las de vehículos a gasolina. Por ejemplo, las emisiones de monóxido de carbono de los vehículos a GNC en promedio son aproximadamente un 70% menores, las emisiones de hidrocarburos no metánicos son 89 % menores y las emisiones de óxidos de nitrógeno son 87 % más bajas. Además de estas reducciones en contaminantes, los vehículos a gas natural respecto a los vehículos a gasolina también emiten cantidades significativamente menores de gases de invernadero.
También producen muy poco o prácticamente nada de emisiones por evaporación durante el llenado del vehículo y régimen de uso. Al respecto es importante señalar que en el caso de los vehículos a nafta las emisiones evaporativas y de llenado representan al menos un 50 % de las emisiones de hidrocarburos totales.
Otros beneficios a considerar:
Los vehículos que operan con gas natural son más seguros que los que operan con combustibles tradicionales. Esto se debe a que los tubos son sellados, lo que impide cualquier derrame o pérdidas por evaporación. Aunque ocurriera una fuga, el gas natural se disipará a la atmósfera porque es más liviano que el aire.
Por: comunidadpresupu-admin
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