Cuando nos surge un gasto inesperado o sufrimos pérdidas de ingresos, nuestras finanzas pueden complicarse y mucho. Por eso, contar con un monto de dinero separado para estos fines nos ayuda a mantener la economía familiar saneada.
Supongamos situaciones en que tenemos una enfermedad con un tratamiento costoso, o que se nos rompa el auto o algo de nuestra casa, o deje de funcionar un electrodoméstico imprescindible (la heladera, el lavarropa, la cocina). O bien, que tengamos un despido, un impedimento para trabajar y generar ingresos. No todo tiene que ser negativo, quizá una mudanza.
En estos casos vamos a necesitar más dinero del habitual, con lo cual nuestro presupuesto mensual se verá alterado.
¿Qué pasa si no podemos hacer frente a esos gastos con nuestros ingresos? Probablemente, tengamos que salir a pedir prestado, a vender alguna cosa. En cualquier caso, tendremos una complicación financiera.
Para esas situaciones es el fondo de emergencias o de reserva.
Es probable que pensemos que nuestros ingresos actuales no nos permiten generar ahorros porque ¡el dinero no nos alcanza para llegar a fin de mes!
En ese caso, es hora de revisar el presupuesto y cambiar la ecuación: en lugar de ahorrar “lo que nos quedó del mes”, que probablemente sea nulo, lo que hay que hacer es sacar un porcentaje fijo todos los meses apenas cobramos, antes de empezar a gastar.
El ahorro es un hábito que hay que cultivar y, salvo cuestiones excepcionales, cumplir a rajatabla.
Y no importa la edad de cada uno, el mejor momento para empezar es ahora.
Cuando uno empieza a ahorrar, se tiene que plantear objetivos. Constituir un fondo de emergencias o de reserva es sólo uno de ellos, y debe estar separado de otras cuestiones como realizar un gasto puntual (comprar una casa, cambiar el auto, hacer un viaje) o tener dinero para nuestro retiro o jubilación.
Es importante que cada monto esté separado porque, según los objetivos, el dinero estará colocado en instrumentos diferentes.
En el caso que estamos analizando, las emergencias pueden ser chicas (un gasto extra, no demasiado grande) o situaciones en las cuales necesitemos bastante dinero (más de un sueldo, por ejemplo).
Lo que se recomienda es que tenga un monto mínimo equivalente a tres meses de gastos (para conocerlo, tenemos que tener en claro nuestro presupuesto mensual) pero lo ideal es que cubra seis meses sin ingresos.
Como es un fondo que tiene que estar disponible en cualquier momento que lo necesitemos, hay que colocarlo en opciones de alta liquidez. Además, tienen que dar un rendimiento que, al menos, cubra la inflación para que no se descapitalice.
Y, de más está decir, tienen que ser inversiones conservadoras (riesgo casi nulo) que no estén sujetas a la volatilidad de los mercados, para no perder dinero si las tenemos que vender apurados.
Creo que lo más adecuado hoy, en Argentina, son los fondos comunes de inversión (FCI) en dinero o en Lebac, y en pesos. Dan una renta fija que cubre la inflación, no están sujetos a movimientos del tipo de cambio, ni al sube y baja del mercado.
Otra opción podría ser un plazo fijo o las Lebac o Letes (que no pagan la comisión por administrar el FCI) pero la desventaja que tienen es que no se pueden retirar antes del plazo. De todos modos, si se realizan a 30 días, ofrecen bastante liquidez ante eventualidades si uno puede esperar unos días hasta el vencimiento.
Por: comunidadpresupu-admin
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